Las olas del mar
bailan elegantes,
se mueven al compás
y se muestran impresionantes.
No hay en el mundo
sonido más relajante
que el que hacen las olas
con su melodía constante.
Cuando llegan a la playa
y acarician la arena
moldeando las rocas
sin descanso en su faena.
Que no se queden calladas
sin sus bramidos y rugidos
porque no escucharlas más
sería el peor castigo.
Muy bonito Bea!!
ResponderEliminarUn abrazo
Muchísimas gracias. Vuestros comentarios me animan a seguir escribiendo.
Eliminar